La Gaceta Independiente |
Éxito de participación en la Ruta del 'Lavadero de Lanas de Peñaovejera'
Juan Francisco Llano Báez explicando la construcción y uso del Lavadero de Lanas de Peñaovejera de Santiago del Cacho. Fotos, Manuela Sánchez
45 personas de toda la comarca participaron en la Ruta del 'Lavadero de Lanas de Peñaovejera', organizada por Amigos Senderistas 'La Alberca' de Ribera del Fresno, tras la primera que pusiese en alza este grupo de amigos el pasado mes de abril, al tiempo de su fundación como grupo senderista. La marcha del pasado domingo partió desde el Parque de la Alameda, junto al Arroyo Valdemedel, hacia la ruta del Lavadero de Lanas de Santiago del Cacho, con una breve introducción de Antonio Fernández, miembro fundador de la citada agrupación y amante de la etnografía de la zona, que hizo un repaso por los lugares, caminos y parajes, veredas y pasiles por los que acceder a esta desaparecida industria del siglo XIX.
Le siguió Teresa Rodríguez, que por su formación en biología matizó las especies naturales con las que podríamos encontrarnos a lo largo y ancho de la ruta, interés que despertó por todos los participantes. El recorrido ya se preveía interesante, y fotografías incesantes cazaron su objetivo dos abrevaderos, la histórica Piedra Quiebraollas, la Peña la Sorda, restos del Molino del Niño, junto a él centenarios fresnos, punto geodésico, Fuente de la Paciencia, Vega de San Pedro, cortijos varios y el ansiado lavadero de lanas, para efectuar una primera parada y escuchar el relato de labios del investigador local Juan Francisco Llano Báez, del porqué del lavadero y su ubicación, del porqué la lana churra y la merina e incluso su desaparición a principios del siglo XX.
45 personas de toda la comarca participaron en la Ruta del 'Lavadero de Lanas de Peñaovejera', organizada por Amigos Senderistas 'La Alberca' de Ribera del Fresno, tras la primera que pusiese en alza este grupo de amigos el pasado mes de abril, al tiempo de su fundación como grupo senderista. La marcha del pasado domingo partió desde el Parque de la Alameda, junto al Arroyo Valdemedel, hacia la ruta del Lavadero de Lanas de Santiago del Cacho, con una breve introducción de Antonio Fernández, miembro fundador de la citada agrupación y amante de la etnografía de la zona, que hizo un repaso por los lugares, caminos y parajes, veredas y pasiles por los que acceder a esta desaparecida industria del siglo XIX.
Le siguió Teresa Rodríguez, que por su formación en biología matizó las especies naturales con las que podríamos encontrarnos a lo largo y ancho de la ruta, interés que despertó por todos los participantes. El recorrido ya se preveía interesante, y fotografías incesantes cazaron su objetivo dos abrevaderos, la histórica Piedra Quiebraollas, la Peña la Sorda, restos del Molino del Niño, junto a él centenarios fresnos, punto geodésico, Fuente de la Paciencia, Vega de San Pedro, cortijos varios y el ansiado lavadero de lanas, para efectuar una primera parada y escuchar el relato de labios del investigador local Juan Francisco Llano Báez, del porqué del lavadero y su ubicación, del porqué la lana churra y la merina e incluso su desaparición a principios del siglo XX.
Junto a los arcos del lavadero de lanas
Luego se dirigieron hacia los márgenes del río, para ver la típica vegetación de rivera, las aves que en estas fechas vuelan nuestros cielos, avejarucos, cernícalos, milanos negros, etc...donde se pudo disfrutar de otras imágenes más tarde en la alberca del lavadero, junto a los arcos centenarios y relatos improvisados de unos y otros miembros. Finalizó el tiempo, y a su regreso alguna huerta, la Charca la Negra, el Molino del Niño..una vuelta que al grupo pareció aún más corta, 16 kilómetros en poco más de cuatro horas. La climatología fue bastante buena, ni llovió como en un principio se creyó, ni hizo calor como para hacerse pesada, lo que hizo que la experiencia fuera espectacular.
Luego se dirigieron hacia los márgenes del río, para ver la típica vegetación de rivera, las aves que en estas fechas vuelan nuestros cielos, avejarucos, cernícalos, milanos negros, etc...donde se pudo disfrutar de otras imágenes más tarde en la alberca del lavadero, junto a los arcos centenarios y relatos improvisados de unos y otros miembros. Finalizó el tiempo, y a su regreso alguna huerta, la Charca la Negra, el Molino del Niño..una vuelta que al grupo pareció aún más corta, 16 kilómetros en poco más de cuatro horas. La climatología fue bastante buena, ni llovió como en un principio se creyó, ni hizo calor como para hacerse pesada, lo que hizo que la experiencia fuera espectacular.
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