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viernes, 20 de mayo de 2011

SAN ISIDRO PUDO CON SANTIAGO DEL MORAL



No se trata de narrar una disputa en la devoción de estos dos Santos. Lo que se pretende con este trabajo es dar a conocer algunos aspectos de la veneración que ambos tenían en nuestro pueblo. Desde hace tiempo se sospechaba que ambas devociones habían coincidido en el tiempo. Recordábamos haber leído algo sobre ese tema en las actas municipales del S. XVIII, pero hasta ahora carecíamos de la prueba definitiva.
La dirigida al Apóstol Santiago es muy antigua, casi desde la Reconquista, como es lógico deducir por la pertenencia de nuestro pueblo al territorio gobernado por esa Orden Militar. Efectivamente, entre los acuerdos adoptados por el Concejo en el citado S. XVIII, destaca en lo que se refiere a los aspectos religiosos, la continuación del Voto solemne del municipio al citado Apóstol y los triduos, vísperas y otros cultos en su honor que por razones desconocidas se habían interrumpido por más de 20 años. Dichas festividades se complementaban con otras de naturaleza más festiva como era la romería y almuerzo general de los vecinos devotos que se celebraba en su ermita situada en la finca del Moral, en aquellos tiempos de propiedad comunal. La edificación se componía de dos naves y adosadas a ellas, un comedor amplio dotado de cocina, horno de pan y otras habitaciones pequeñas para los cuidadores. Como era natural en Los Santos prácticamente todos las ermitas existentes estaban bajo el patronazgo del municipio y por tanto era el Cabildo Municipal (Ayuntamiento) quien nombraba anual o bianualmente al mayordomo que se encargara de su conservación, administración y cuidado. A lo largo de actas se hace referencia una y otra vez a los nombramientos de aquellos. Sin embargo la particularidad de ésta devoción es precisamente que eran los agricultores los encargados de velar por ella y ciertamente quienes organizaban los festejos en honor al Santo, al decir textualmente en una de las actas “que eran los agricultores los que mantenían y cuidaban de ella” (a pesar de las múltiples averiguaciones para localizar el lugar exacto de la ermita dentro de la finca, a la fecha de hoy lo ignoramos. Pero todas los indicios llevan a considerar como más probable la parte de la finca que fue propiedad de D. Mateo Suárez, actualmente parcelada entre varios agricultores de Ribera del Fresno, o en el Hornillo, de ahí el nombre, que también formó parte de dicha dehesa, linderas todas ellas con la Cañada Real.). En la iglesia existió tradicionalmente un altar en honor al Apóstol Santiago y actualmente en el Santuario de la Virgen también se encuentran restos de otro que bien pudieran ser del que estaba en su ermita. En honor a esa antigua devoción, los rectores municipales de los años cuarenta del siglo pasado, pusieron el nombre de Santiago del Moral a la calle que se encuentra detrás del Parque Municipal.
La lejanía del pueblo y sobre todo la conducta imperdonable de los franceses que ordenaron la tala completa del encinado de la finca y seguramente la destrucción de la ermita, y posteriormente la parcelación y venta de la misma entre los agricultores, terminaron por arruinar el culto a Santiago del Moral.
PRIMERA FUNDACIÓN DE LA COFRADÍA DE SAN ISIDRO LABRADOR
Teníamos la convicción de que la Hermandad de San Isidro se remontaba al último tercio del S. XVIII, ya que tal y como se manifiesta en el libro más antiguo que conserva la Hermandad, la misma fue una refundación de otra ya existente. Efectivamente, de los documentos consultados del Archivo Diocesano de Badajoz se desprende sin género de dudas la existencia de la misma setenta años antes.
Documentos consultados:
Cofradías y Hermandades de Los Santos de Maimona. Litigio entre Pedro Hernández Tolesano y la Hermandad de San Isidro a fin de que este sea admitido como hermano de dicha cofradía.
Demanda con fecha de abril de 1763, en donde el referido Pedro manifiesta que sus padres y abuelos eran ya devotos de la imagen antes de erigirse como hermandad. Según se dice en dicho escrito, su padre había muerto ese mismo año, componiéndose la Hermandad de 40 hermanos que sufragaban todos los gastos.
En esa petición se solicitan el libro y archivos de la Hermandad para acreditar que su padre fue fundador, siendo el texto de la demanda redactado por el abogado de los reales consejos D. Juan Fernández Mahugo, pidiéndose en ella el derecho a ser registrado como miembro pleno de la hermandad.
Testimonio de requerimiento al licenciado Juan Navarro Rejón, juez encargado para la citada diligencia.
Providencia de Diego Felipe de Soto presbítero, de fecha 2 abril de 1763, para que se le notifique al mayordomo la exhibición de dichos libros y archivos bajo pena si no lo hace, de multa de 40 ducados de vellón y de excomunión mayor.
Ejecución de requerimiento que se realiza a Juan Gordillo Lavado mayordomo en esa fecha de la cofradía del Santo.
Se exhibe el libro y las constituciones en el que se acredita sin género de dudas que Domingo Hernández Tolesano padre del citado Pedro fue el primero de los hermanos fundadores y que alcanzó su primera mayordomía. Dichas constituciones fueron aprobadas por los hermanos y definitivamente ratificadas por don Fernando
Quintano de Silva y Bernardo Ruiz de Gijón, actuando este como notario mayor del priorato. La aprobación inicial de los hermanos tiene como fecha el 24 de septiembre de 1745 y la definitiva autorización por las autoridades eclesiásticas el día 10 de octubre del citado año.
Contestación a la demanda que realiza el mayordomo en nombre de la cofradía de San Isidro oponiéndose al petimento de Pedro Fernández Tolesano al considerar que ya estaban los 40 hermanos y por tanto no podía cederse a su solicitud.
Los miembros de la Junta a 8 de mayo de 1763 son los siguientes: Juan Lavado como Mayordomo. Juan Gordillo Lavado, Francisco Mateos Pulido, Juan Solís Barrante, Andrés Rodríguez Hurtado, Agustín Romero y Bartolomé de la Fuente, estos dos últimos como alcaldes.
Con todo esto, lo que queda claro es que la Cofradía-Hermandad de San Isidro fue fundada el 24 de septiembre de 1745, con lo cual la convierte en una de las más antiguas de toda Extremadura.
REFUNDACIÓN DE LA HERMANDAD
Varias son las circunstancias que singularizan a esta Hermandad respecto de otras estudiadas. En primer lugar la Cofradía actual es una refundación de otra existente y que fue disuelta, como otras muchas acciones censurables, por los franceses en 1811 con motivo de la nueva invasión del pueblo. En segundo lugar, todos los hermanos debían ser necesariamente labradores. En tercero las mujeres de los hermanos eran consideradas pertenecientes a la hermandad con un papel preponderante hasta el punto que las viudas tenían la condición de Hermanas de pleno derecho pudiendo trasmitir esa condición a su hijos y descendientes sin necesidad de que éstos, al ingresar en la misma, tuvieran que hacer aportaciones nuevas, salvo la cuota anual, llamada PERCHA que pagaban todos. En cuarto lugar, muchos de los miembros actuales son descendientes directos de los primitivos fundadores. En quinto lugar, que a pesar de los casi 228 años de existencia, si contamos la primeramente fundada, y de los vaivenes sufridos, no solo se ha mantenido sino que se ha visto fortalecida. Sin duda todo un éxito. En sexto y último que a diferencia de otras existentes en Los Santos, no estaba bajo patronazgo municipal.
En el primer libro, muy bien conservado por cierto y eso a pesar que hasta hace pocos años iba pasando a manos de los distintos mayordomos con el peligro cierto de su deterioro pero que en la actualidad con buen criterio y mejor acierto, es custodiado con gran mimo por el tesorero cuyo mandato se alarga bastante más en el tiempo e impide una excesiva manipulación, forrado con piel de becerro está fechado en 1815,aunque en el último tercio del s. XIX se le añadieron burdamente algunas hojas de papel cuadriculado que desdice del resto En él se expresa claramente QUE ES UNA REFUNDACION POR HABERSE SUSPENDIDO LA ANTERIOR POR “LA REHINVASION DE LOS INSURGENTES”(Franceses) y es por ello que el grupo de devotos que había sobrevivido a la Guerra de la Independencia, nada más terminar ésta, la constituyen de nuevo y aprueban las reglas que son confirmadas por la Autoridad Eclesiástica.
En dichas Reglas se hace una profunda manifestación de Fe y Devoción al Santo, se determina que los cofrades deben ser necesariamente labradores, además de la obligación de asistir a los entierros de los hermanos difuntos, se fija la aportación anual de los miembros para el sostenimiento de la Hermandad, que como ya he citado se denominaba PERCHA, así como una cuota de entrada para los nuevos cofrades y la forma de elección anual de los cargos directivos que deberá coincidir siempre con la festividad del Santo Patrón y que se concretan en los siguientes: MAYORDOMO, DOS ALCALDES, REGIDORES, CAPELLAN Y NOTARIO (secretario). Los regidores después pasarán a denominarse VOCALES. La rendición de cuentas debe realizarla el Mayordomo al finalizar su mandato y es obligatoria la asistencia a todos los actos y cultos que se programen, con la imposición de multas a los que injustificadamente falten. Así mismo, se fija como obligatoria la aceptación del cargo de Mayordomo bajo pena de otra multa. El número de hermanos en principio se fijó en 29.
No sabemos quién o quienes redactaron las normas de la Hermandad pero en la primera página aparecen dos nombres: D. Manuel Ortega Toledo y su mujer Dª Ignacia Carvajal, que si no fueron ellos, desde luego mantuvieron alguna relación muy estrecha con la Cofradía. D. Manuel Toledo, era creemos, Corregidor y Dª Ignacia, su mujer, hermana de D. José Carvajal de los Ríos, alcalde ordinario del Concejo en aquellos años.
En la primera lista de hermanos se encuentran representadas las familias genuinas de Los Santos, es decir Los Pachones, Gordillos, Lavados, Saavedras, Montaños, Hernández, Becerras, Rejanos, Amadores y sus mujeres, que como ya hemos comentado tenían un papel muy significativo, siendo todos ellos LABRADORES por sí, ya como propietarios o como arrendatarios. También se relacionan otras familias que no siendo oriundas de Los Santos, habían llegado a nuestro pueblo a mediados del s. XVII procedentes de Portugal, como por ejemplo LOS BARRANTES, hoy extinguidos en Los Santos pero con ramificaciones en Argentina, que aún mantienen viva la memoria del pueblo de sus antepasados como hemos podido comprobar recientemente a través de las cartas enviadas por ellos a la Fundación Maimona.
IMAGEN, ORGANIZACIÓN Y CULTOS
En ninguno de los dos libros de cuentas aparece mención expresa a la primitiva imagen titular de la Hermandad. Hasta ahora nada sabemos de su tamaño, material empleado ni de su autor. Sólo por referencias indirectas que nos proporciona el primer libro podemos asegurar la existencia de una imagen anterior a la actual. En él se detallan año tras año los ingresos y gastos de la Hermandad y entre éstos últimos se enumeran los relativos a la MISA, PROCESION Y SERMÓN. Más explícita resultan las anotaciones del año de 1824 y 1825 cuando señalan como gastos los producidos por LOS JORNALES, MATERIALES Y MANO DE OBRA empleados en la construcción de un altar para el Santo Patrón en la Iglesia Parroquial, ignorando de momento el lugar de su ubicación dentro del templo puesto que a lo largo del último siglo y medio han sido varias las reformas sufridas, la última a instancia de D. Antonio Manzano en los años 40 del pasado siglo en los que fueron sustituidos algunos altares, otros cambiados de lugar y dos se hicieron nuevos.(Santísimo Cristo de las Misericordias y Sagrado Corazón de Jesús).
Otro dato interesante nos la proporcionan los inventarios realizados en 1885 y 1886 cuando relacionan entre las pertenencias de la Hermandad “DOS VESTIDOS VIEJOS CUANDO SE VESTÍA EL SANTO”. Tenemos entendido que la imagen actual que se venera es de finales del S. XIX y fue donada por una familia devota, de escayola policromada y que no necesita vestirse, por tanto estamos convencido que dichos trajes debían corresponder a la anterior. También nos ha llamado la atención que se incluyeran en el referido inventario al ANGEL, EL ARADO Y LOS BUEYES que permanecen aun junto a la Imagen. Pero nada dicen de la escultura del Santo (esperamos que en breves fechas podamos dar respuesta a estos interrogantes, una vez recibamos la información que hemos solicitado al Archivo Diocesano de Badajoz).
Como hemos dicho a lo largo de esta narración, la actual hermandad es fruto de la refundación de otra preexistente que fue disuelta por los Franceses en 1811 quienes además de la sustracción de cuanto oro, joyas, dinero pudieron encontrar, cometieron múltiples actos sacrílegos entre los que destaca el asalto al Convento de Monjas de la Concepción (Fábrica del Pan) y arrasaron la totalidad de las cosechas, mataron el ganado de labor y de abasto y talaron todo el encinado del Moral y los olivares próximos al pueblo. Por lo que no es de extrañar que los pequeños agricultores fueran los más perjudicados con tanta barbarie y se aferraran con infinita Fe de nuevo al Santo que tenían como Patrón, en la confianza que les ayudaría a sobreponerse. Por ello, nada más terminar la Guerra, seguramente los antiguos hermanos sobrevivientes y los hijos de los que habían fallecido, se congregaran para revitalizar la Hermandad y aprobar nuevas reglas.
Ya hemos comentado antes las obligaciones de los Hermanos y los cargos directivos de la Hermandad: Mayordomos, Alcaldes, Notario y Regidores. En principio los cargos eran electivos pero a partir de 1817 el Mayordomo era nombrado por riguroso orden de antigüedad como lo viene siendo hasta ahora, quién se rodeaba de personas de su confianza para el resto de cargos.
Entre sus cometidos estaban el representar a la Hermandad en todos los actos litúrgicos, recibir los fondos, ordenar los pagos y rendir cuentas anuales a la finalización de su mandato tanto al resto de los hermanos como a la autoridad eclesiástica representada bien por el Párroco o por el coadjutor. Normalmente dichas cuentas eran practicadas por estos últimos como personas con cierta instrucción previa la presentación de los recibos pagados y del conjunto de cuotas ordinarias y extraordinarias recaudadas. Por dicha actividad, la Hermandad le asignaba una gratificación como puede comprobarse de los referidos libros de cuentas.
Los hermanos fundadores y sus descendientes no tenían más obligación que abonar la cuota anual fijada, denominada por ellos “PERCHAS” (a nuestro juicio dicho vocablo es origen de una degeneración de PECHOS, que históricamente significaba contribución o tributo anual). Sin embargo los nuevos hermanos que no tenían esa condición debían pagar además de la cuota anual, una de ingreso.
Anualmente se confeccionaba una lista de hermanos, respetándose escrupulosamente el orden de antigüedad. Pero a partir de 1830, su número fue incrementándose hasta superar en mucho aquellos 29 primitivos miembros y en alguna medida relajándose la exigencia de tener la condición de labrador por sí y ampliándose a otros agricultores y grandes propietarios como también a comerciantes y profesionales.
El Mayordomo respondía personalmente de los quebrantos patrimoniales sufridos por la Hermandad.
Los ingresos solían ser fijos. A saber:
-Cuota de los Hermanos.
-Cuotas de ingresos de los nuevos miembros
-Donaciones de los devotos.
-Donativos por la presencia del Estandarte en los entierros tanto de los hermanos como de los extraños. Dicha costumbre fue muy arraigada y perduró hasta bien entrado el siglo XX como seguramente recordarán los hermanos más antiguos. Como curiosidad diremos que tanto en el entierro del tatarabuelo del actual cronista oficial de la villa Juan Murillo, llamado también Juan Murillo, fallecido en 1852, como en el de su hijo Francisco, en 1913 hay constancia documental de la presencia del estandarte de San Isidro a lo largo del recorrido fúnebre, es decir desde sus casas hasta el cementerio, pasando por la Iglesia, aunque estos dos no fueran hermanos.
Los gastos se concretaban en:
-Misas, Procesión y Sermón.
-Fuegos artificiales.
-Aceite para Lámparas.
-Hachones y cera.
-Ramos.
-Arreglo del altar, andas, etc.
-Gratificación al Sacerdote por hacer las cuentas.
-Posteriormente al mayordomo se le ayudaba con cierta cantidad para el refresco tradicional.
Desconocemos a ciencia cierta si San Isidro, antes de 1815, contaba con ermita propia. Por el momento, documentalmente no está acreditado. Nada dicen de ello los libros de la Hermandad ni los archivos municipales o parroquiales consultados. Puede que de la información solicitada al Archivo Diocesano obtengamos alguna respuesta. Con todas la reservas y a la espera de que finalmente se confirme, intuimos podría haber recibido culto si no en una ermita propia, al menos en alguna de las existentes en nuestro pueblo, compartiendo culto con otra Imagen. ¿Podría ser en la de Santiago del Moral, San Cristóbal, San Bartolomé, San Agustín, Los Mártires San Andrés o San Lorenzo? En cualquier caso creemos firmemente que en la de la Virgen de la Estrella es difícil que estuviera porque hay abundante documentación sobre dicha ermita a finales del S. XVIII y principios del XIX, con indicación de los retablos existentes y no se habla para nada del Santo Patrón.
La creencia que tenemos de haber recibido culto fuera de la parroquia está basada en las razones expuestas por los hermanos en la refundación al decir textualmente que ”la Hermandad fue disuelta por los Franceses” interpretando nosotros, no sin cierta temeridad, que dicha disolución además de la espiritual fue física pues tengamos en cuenta que la práctica totalidad de las ermitas de Los Santos, a excepción de la de la Virgen de la Estrella, fueron saqueadas y arruinadas por ellos. Además de que en 1825 se realizó un altar de mampostería para el Santo. Seguramente de haber estado recibiendo culto en la Parroquia, hubiera contado anteriormente con uno propio.
La refundación se hizo en la Parroquia, concretamente en la Sacristía, allí se celebraban anualmente los cabildos y allí recibía culto hasta que se ha construido, desde luego con gran acierto, su nueva ermita.
Los cultos en honor al Santo eran los siguientes:
-Misa el día de San Isidro.
- Sermón a cargo del Párroco o Coadjutor.
-Procesión por las calles del Pueblo.
-Misa mensual de difuntos (Regla que ya existía en la primitiva hermandad).-Asistencia a la Procesión del Corpus, como aparece consignada en el archivo parroquial, junto con las demás Hermandades y Cofradías de Los Santos, teniendo asignada cada una de ellas su sitio dentro del desfile atendiendo a la antigüedad de su fundación.
Este es, a nuestro juicio, el análisis del primer libro y parte del segundo que hemos examinado. En cuanto recibamos la documentación solicitada a otros archivos, completaremos la información histórica de esta entrañable, antigua y numerosa Hermandad.
Juan Murillo Tovar - Manuel Molina lavado. Mayo, 2011.