VEO estas cinco figuras -Meléndez, Forner, Godoy, Espronceda, Donoso-, nacidas entre 1754 y 1809; muertas de 1797 a 1853. Lo digo de otra manera: estos cinco extremeños, que vivieron entre 1754 -Meléndez- y Donoso, 1853, los veo, ¿dónde?, en el polígono de su tierra natal: un no muy ancho alrededor de Mérida, un círculo que se centra en Mérida.
Con ellos vuelvo a la Extremadura vivida en años de infancia; ando sus idas y venidas; busco en la obra la tierra, referencias de la tierra en los escritos de los cinco. Trato de, por último, deducir algunos antitópicos: el carácter extremeño identificado- por los erúitos- con el de erudito, o la ira en el caso Forner; el erúdito agregaría: y el Brocense, y Bartolomé José Gallardo, y Antonio Rodríguez-Moñino.
Tópico ese carácter atribuido, y artera la propensión a hurtarlos la nacencia con el argumento de la oriundez: la procedencia de sus antepasados. Forner nace en Mérida, sí, <<pero>> de padres valencianos y aragoneses; de asturianos Meléndez Valdés...O el argumento de la formación: sí, <<pero>> Espronceda es madrileño, porque cuando él estudia, niño, y adolescente, su familia reside en Madrid. Meléndez Valdés, <<más bien>>es Salamanca, veinte años en Salamanca, la escuela poética de Salamanca, su cátedra, sus -muchos- libros, su casamientos; en retiro, en el desengaño, a Salamanca...Voy por de pronto a poner aquí la naturaleza y algunas fechas de cada uno de los cinco.
Juan Meléndez Valdés nace en Ribera del Fresno, Badajoz, el 11 de marzo de 1754: muere exiliado en Montpellier, Francia, el 24 de mayo de 1817, a los sesenta y tres años de edad.
Juan Pablo Forner, de Mérida, 17 de febrero de 1756, muere en Madrid, 16 de marzo de 1797, a los cuarenta y un años.
Manuel Godoy, Badajoz, 12 de mayo de 1767, muere en el destierro, en París, de ochenta y cuatro años, el 4 de octubre de 1851.
José de Espronceda, venido al mundo en el campo, refugio de Pajares de la Vega a una legua larga de Almendralejo, camino de Villafranca de los Barros a Almendralejo, el 25 de marzo de 1808, cae fulminado en Madrid, 23 de mayo de 1842; dos meses antes ha cumplido treinta y cuatro años.
Y Juan Donoso Cortés. Ha nacido en una dehesa del pueblo Valle de la Serena, 6 de mayo de 1809, y muere en París, embajador de España, el día de la Invención de la Santa Cruz, 3 de mayo de 1853, a los cuarenta y tres años.
Viven más, sensiblemente más estirada vida, los muertos en el exilio: Meléndez Val´des, sesenta y tres años; Godoy, ochenta y cuatro. En culmen de triunfos desaparecen Espronceda de treinta y cuatro; Forner, de cuarenta y uno; Donoso, de cuarenta y tres años.
Hay una hora universal de Extremadura: América, la hora de la Conquista. Hay otras horas en que Extremadura asume la época a escala nacional: las letras. Y de entre esas otras horas, deseo hoy fijar la atención en una: Romanticismo. Tomo de momento el caso Meléndez Valdés.
Meléndez es de Ribera del Fresno. Conoce en su infancia otra casa: realmente la primera casa, casa cercana, que conoce; tenía apenas tres años, y corretea otra tierra, vecina de Ribera del Fresno: sus padres se establecen en el pueblo grande: Almendralejo. Es la tierra de Barros, esa rueda grasa de suelo, fructuosa, capitalizada en Almendralejo. Viñedo y olivar de tierra honda, retentiva; tierra de alfarería. Trigales de secano, cosecha espléndida, en ese fondo de pantanos desecados geológicamente. Una isla, un oasis en las llanas, bajo los cielos desérticos, de espejismo, de Badajoz.
Fue Ribera del Fresno encomienda, cabeza de encomienda, de Santiago. Blanquadísima, hermosea los paisajes la ermita del Cristo de la Misericordia, siglo XVII. Leo en una guia, monumental, un error a tono con la guía; recoge unos ripios, quizá de tradición, quizá de traslado de poesía apócrifa, con la presencia, por mi no confirmada, de una lápida en la calle principal de Ribera del Fresno:
En esta casa que ves,
de aspecto tan miserable,
nació el poeta admirable
don Juan Meléndez Valdés.
Ni el alcalde de Ribera, a quien consulto, ni George Demerson, que ha hecho un <<Meléndez Valdés>> definitivo, modelo de rigor, de claridad, interpretación sensible y sugerente, me dan noticia de esa copla.
Si Demerson, nota al pie, transcribe la piedra descubierta en 1880, de cumplida inscripción y cuartela enfática: << Al Sr. D. Juan Meléndez Valdés, eminente lírico restaurador de las letras y del buen gusto en el reinado de Carlos III, gloria de España, que nació en esta villa el 11 de marzo de 1754 y murió en Montpellier el 24 de mayo de 1817, el Ayuntamiento de la misma y sus compatricios, ufanos con tantos y tan merecidos lauros, le dedicaron el 1 de julio de 1880, en su casa natal este público testimonio de tierno afecto y de la más respetuosa admiración.>>
Y bajo la inscripción, la cuarteta. Firmado, entre paréntesis, F.R.Zapata:
Del patrio toro fúlgida lumbrera.
Orgullo de las Musas y ornamento,
Justo es que en alas de su amor Rivera
Te consagre este noble monumento.
Pedro de LORENZO
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