GENTE CERCANA
Juan Monzú «Las letras forman parte de mi armazón, de mi ser»
Ha trabajado durante toda su vida como empleado de banca, aunque en Juan Monzú siempre ha estado presente su amor por la literatura
NOTICIA DE HOY PUEBLA18/07/2014
Juan Monzú Ponce tiene 61 años, es de Ribera del Fresno, es jubilado de banca y colaborador de este periódico, donde todos los meses escribe sobre la historia de nuestro municipio. Además, es segundo premio en el XXX certamen de poesía San Pedro y uno de sus poemas suya ha sido elegido para publicarse en el libro 'El vuelo de la Palabra, la poesía en Extremadura 2014'.
- Llegaste por trabajo a Puebla hace 21 años y te quedaste entre nosotros. ¿Un poblanchino más, no es así?
- El trabajo me empujó a seguir "haciendo camino" hasta que hace 11 años vuelvo a Puebla, y lo hago para quedarme, a título personal, naturalmente como un poblanchino más porque "allí en donde estoy, ese es mi pueblo" Y porque, quise hacerme poblanchino por vía del sentimiento, me creo un poblanchino más.
-¿Cuánto tiene que ver tu esposa Alfonsi Andrade, tan vinculada al mundo cultural poblanchino, en tu actividad literaria?
- En mi actividad literaria actual, TODO. Alfonsi es, la inspiración, la fuerza, el por qué, la razón. Si la fe mueve montañas, su inagotable fe en cuanto hago, su apoyo y su ánimo, remueven y reflotan mi capacidad y mi creatividad con una irrefrenable fuerza. Alfonsi es... la vida de mi literatura.
- ¿Cómo se explica que un ex empleado de banca, tan cerca de los números, esté tan enamorado de las letras?
- Sí parece un contrasentido que cohabiten la sordidez del número y la magia de la letra, pero en el empleado de banca, como en todo ser humano, también moran los sentimientos, los sueños, la imaginación, la fantasía y la necesidad de ser alma. El trabajo, fue la herramienta necesaria para sobrevivir y recordando a Marco Aurelio, "me encariñé con mi oficio y descansé en él", intentando ser honrado y hacerlo lo mejor posible; pero las letras (y no las de cambio) formaban parte de mi armazón, de mi ser, y andaban por entre los dobladillos de mi alma desde mucho tiempo antes de emprender la denostada senda de la banca y sus circunstancias.
- ¿Desde cuándo tu pasión por la literatura?
- Desde que recuerdo; comenzó hormigueando como una inquietud, en aquellos primeros años sesenta y terminó por convertirse en fervor y pasión en los años del bachillerato.
- ¿Cuál fue tu bautismo como escritor?
- Un pequeño poema escrito una tarde-noche de otoño de 1968, al abrigo de los versos de Don Antonio Machado que había leído en un libro que encontré no sé donde, y que, salvo error, fueron principalmente, los poemas "A un olmo seco" y "Retrato"
- Recientemente has recibido dos premios literarios con tus poesías, "El vuelo de la palabra" en Badajoz y "certamen de poesía San Pedro" en nuestra localidad. ¿Qué intentas transmitir en tus versos?
- Mi poesía nace desde el sentimiento; íntimo a veces, otras, doloroso, alguna vez suave y las más de las veces, humano en su más amplia acepción. Lo que mueve mi poesía es el alma, el ser humano, la naturaleza que lo rodea, sus pasiones, sus gozos, sus penas y sus inquietudes, casi siempre vertidas en primera persona. "Aquí estoy para vivir mientras el alma me suene..." escribió Miguel Hernández. Eso, intento transmitir en mis versos.
- ¿Prosa o poesía? ¿Con cuál te sientes más identificado?
- Mi primera pasión fue la poesía, muy influenciado por Antonio Machado hasta conocer a Miguel Hernández; y entonces derivó a un fondo más desgarrado, que la hizo más rota o, tal vez, menos entera. Y fue quizás eso lo que me empujó a la prosa en donde, he de reconocer, tardé en sentirme verdaderamente cómodo por autocrítico, como sí me siento ahora. ¿Prosa o poesía? ¡Las dos! ¡Ninguna, es la otra! La que llama a la puerta en cada momento, la que hurga en mi interior, la que me grita su necesidad... Con cada una de ellas soy yo, de diferente manera.
- En este periódico y en algún otro, escribes sobre historia. Explícanos que significa para ti y como consigues despertar la curiosidad de tus lectores.
- La historia es la asignatura de la que nunca me matriculé, y a la que socavé los entresijos indagando en los mundos, romano y árabe, de nuestros ancestros, primeramente, y en los últimos tiempos de la vida de Puebla de la Calzada desde el siglo XV. Dijo Cicerón que "No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niño", y cuando escribo sobre historia me transformo no sé si en trovador o en bufón, persiguiendo la idea de dar a conocer lo que, un día remoto, fue parte de nosotros mismos; y eso, acostumbra a despertar las ganas de conocer, de saber. Si mi intención, mueve el interés de los lectores y su curiosidad, el entusiasmo que pongo en cada frase que escribo para todos, habrá merecido la pena.
- En septiembre verá la luz un libro que estás escribiendo sobre la historia de Puebla de la Calzada. Adelántanos en qué consistirá este libro.
- El libro, que abarca un periodo de la vida de Puebla de la Calzada desde una nueva "vuelta de tuerca" a sus orígenes, hasta el siglo XVIII, con los naturales condicionantes que el espacio impone, es el resultado de mis indagaciones - no me atrevo a llamarlo investigación - principalmente en los Archivos Municipales, que me han aportado un abundante caudal, no solo documental que también, que me ha enriquecido de conocimientos y satisfacción, descubriéndome de forma absolutamente sorprendente e impensada, aquella Puebla de la Calzada de, por ejemplo, 1644 y el Libro de Cuentas del Santo Hospital, la de los bandos de Buen Gobierno y sus normas de comportamiento, o la de los nombramientos anuales de los mayordomos de las diferentes Cofradías; incluso el proceso llevado a cabo por la Inquisición a un poblanchino en 1780. Una pródiga historia, cargada en sí misma de historia, anida en nuestro ayer y había que conocerla. Y yo, tengo el honor y la satisfacción de poderlo transmitir a todos los demás poblanchinos. Espero que lo que conozcan con este libro así como lo que estén descubriendo mensualmente, les sirva para creer en su pasado y la gente, su gente, que lo vivió.