No
se trata de narrar una disputa en la devoción de estos dos Santos. Lo
que se pretende con este trabajo es dar a conocer algunos aspectos de la
veneración que ambos tenían en nuestro pueblo. Desde hace tiempo se
sospechaba que ambas devociones habían coincidido en el tiempo.
Recordábamos haber leído algo sobre ese tema en las actas municipales
del S. XVIII, pero hasta ahora carecíamos de la prueba definitiva.
La dirigida al Apóstol Santiago es muy antigua, casi desde la Reconquista,
como es lógico deducir por la pertenencia de nuestro pueblo al
territorio gobernado por esa Orden Militar. Efectivamente, entre los
acuerdos adoptados por el Concejo en el citado S. XVIII, destaca en lo que se
refiere a los aspectos religiosos, la continuación del Voto solemne del
municipio al citado Apóstol y los triduos, vísperas y otros cultos en
su honor que por razones desconocidas se habían interrumpido por más de
20 años. Dichas festividades se complementaban con otras de naturaleza
más festiva como era la romería y almuerzo general de los vecinos
devotos que se celebraba en su ermita situada en la finca del Moral, en
aquellos tiempos de propiedad comunal. La edificación se componía de dos naves y adosadas a ellas, un comedor amplio dotado de cocina, horno de pan y otras habitaciones pequeñas para los cuidadores. Como era natural en Los Santos prácticamente todos las ermitas existentes estaban
bajo el patronazgo del municipio y por tanto era el Cabildo Municipal
(Ayuntamiento) quien nombraba anual o bianualmente al mayordomo que se
encargara de su conservación, administración y cuidado. A lo largo de actas
se hace referencia una y otra vez a los nombramientos de aquellos. Sin
embargo la particularidad de ésta devoción es precisamente que
eran los agricultores los encargados de velar por ella y ciertamente
quienes organizaban los festejos en honor al Santo, al decir
textualmente en una de las actas “que eran los agricultores los que mantenían y cuidaban de ella”
(a pesar de las múltiples averiguaciones para localizar el lugar exacto
de la ermita dentro de la finca, a la fecha de hoy lo ignoramos. Pero todas
los indicios llevan a considerar como más probable la parte de la finca
que fue propiedad de D. Mateo Suárez, actualmente parcelada entre
varios agricultores de Ribera del Fresno, o en el Hornillo, de ahí el
nombre, que también formó parte de dicha dehesa, linderas todas ellas con la Cañada Real.). En la iglesia existió tradicionalmente un altar en honor al Apóstol Santiago y actualmente en el Santuario de la Virgen
también se encuentran restos de otro que bien pudieran ser del que
estaba en su ermita. En honor a esa antigua devoción, los rectores
municipales de los años cuarenta del siglo pasado, pusieron el nombre de Santiago del Moral a la calle que se encuentra detrás del Parque Municipal.
La lejanía del pueblo y
sobre todo la conducta imperdonable de los franceses que ordenaron la
tala completa del encinado de la finca y seguramente la destrucción de
la ermita, y posteriormente la parcelación y venta de la misma entre los agricultores, terminaron por arruinar el culto a Santiago del Moral.
PRIMERA FUNDACIÓN DE LA COFRADÍA DE SAN ISIDRO LABRADOR
Teníamos la convicción de que la Hermandad de San Isidro se remontaba al último tercio del S. XVIII, ya que tal y como se manifiesta en el libro más antiguo que conserva la Hermandad,
la misma fue una refundación de otra ya existente. Efectivamente, de
los documentos consultados del Archivo Diocesano de Badajoz se desprende
sin género de dudas la existencia de la misma setenta años antes.
Documentos consultados:
Cofradías y Hermandades de Los Santos de Maimona. Litigio entre Pedro Hernández Tolesano y la Hermandad de San Isidro a fin de que este sea admitido como hermano de dicha cofradía.
Demanda
con fecha de abril de 1763, en donde el referido Pedro manifiesta que
sus padres y abuelos eran ya devotos de la imagen antes de erigirse como
hermandad. Según se dice en dicho escrito, su padre había muerto ese
mismo año, componiéndose la Hermandad de 40 hermanos que sufragaban todos los gastos.
En esa petición se solicitan el libro y archivos de la Hermandad
para acreditar que su padre fue fundador, siendo el texto de la demanda
redactado por el abogado de los reales consejos D. Juan Fernández
Mahugo, pidiéndose en ella el derecho a ser registrado como miembro
pleno de la hermandad.
Testimonio de requerimiento al licenciado Juan Navarro Rejón, juez encargado para la citada diligencia.
Providencia
de Diego Felipe de Soto presbítero, de fecha 2 abril de 1763, para que
se le notifique al mayordomo la exhibición de dichos libros y archivos bajo pena si no lo hace, de multa de 40 ducados de vellón y de excomunión mayor.
Ejecución de requerimiento que se realiza a Juan Gordillo Lavado mayordomo en esa fecha de la cofradía del Santo.
Se
exhibe el libro y las constituciones en el que se acredita sin género
de dudas que Domingo Hernández Tolesano padre del citado Pedro fue el
primero de los hermanos fundadores y que alcanzó su primera mayordomía.
Dichas constituciones fueron aprobadas por los hermanos y definitivamente ratificadas por don Fernando
Quintano de Silva y Bernardo Ruiz de Gijón, actuando este como notario
mayor del priorato. La aprobación inicial de los hermanos tiene como
fecha el 24 de septiembre de 1745 y la definitiva autorización por las
autoridades eclesiásticas el día 10 de octubre del citado año.
Contestación a la demanda
que realiza el mayordomo en nombre de la cofradía de San Isidro
oponiéndose al petimento de Pedro Fernández Tolesano al considerar que
ya estaban los 40 hermanos y por tanto no podía cederse a su solicitud.
Los miembros de la Junta
a 8 de mayo de 1763 son los siguientes: Juan Lavado como Mayordomo.
Juan Gordillo Lavado, Francisco Mateos Pulido, Juan Solís Barrante,
Andrés Rodríguez Hurtado, Agustín Romero y Bartolomé de la Fuente, estos dos últimos como alcaldes.
Con todo esto, lo que queda claro es que la Cofradía-Hermandad de San Isidro fue fundada el 24 de septiembre de 1745, con lo cual la convierte en una de las más antiguas de toda Extremadura.
REFUNDACIÓN DE LA HERMANDAD
Varias son las circunstancias que singularizan a esta Hermandad respecto de otras estudiadas. En primer lugar la Cofradía actual es una refundación de otra existente y
que fue disuelta, como otras muchas acciones censurables, por los
franceses en 1811 con motivo de la nueva invasión del pueblo. En segundo
lugar, todos los hermanos debían ser necesariamente labradores. En tercero
las mujeres de los hermanos eran consideradas pertenecientes a la
hermandad con un papel preponderante hasta el punto que las viudas
tenían la condición de Hermanas de pleno derecho pudiendo trasmitir esa
condición a su hijos y descendientes sin necesidad de que éstos, al
ingresar en la misma, tuvieran que hacer aportaciones nuevas, salvo la
cuota anual, llamada PERCHA que pagaban todos. En cuarto lugar, muchos
de los miembros actuales son descendientes directos de los primitivos
fundadores. En quinto lugar, que a pesar de los casi 228 años de
existencia, si contamos la primeramente fundada, y de los vaivenes
sufridos, no solo se ha mantenido sino que se ha visto fortalecida. Sin
duda todo un éxito. En sexto y último que a diferencia de otras
existentes en Los Santos, no estaba bajo patronazgo municipal.
En
el primer libro, muy bien conservado por cierto y eso a pesar que hasta
hace pocos años iba pasando a manos de los distintos mayordomos con el
peligro cierto de su deterioro pero que en la actualidad con buen
criterio y mejor acierto, es custodiado con gran mimo por el tesorero
cuyo mandato se alarga bastante más en el tiempo e impide una excesiva
manipulación, forrado con piel de becerro está fechado en 1815,aunque en
el último tercio del s. XIX se le añadieron burdamente algunas hojas de
papel cuadriculado que desdice del resto En él se expresa claramente
QUE ES UNA REFUNDACION POR HABERSE SUSPENDIDO LA ANTERIOR POR “LA REHINVASION DE LOS INSURGENTES”(Franceses) y es por ello que el grupo de devotos que había sobrevivido a la Guerra de la Independencia, nada más terminar ésta, la constituyen de nuevo y aprueban las reglas que son confirmadas por la Autoridad Eclesiástica.
En
dichas Reglas se hace una profunda manifestación de Fe y Devoción al
Santo, se determina que los cofrades deben ser necesariamente
labradores, además de la obligación de asistir a los entierros de los
hermanos difuntos, se fija la aportación anual de los miembros para el
sostenimiento de la Hermandad, que como ya he citado se denominaba PERCHA, así como una cuota de entrada para los
nuevos cofrades y la forma de elección anual de los cargos directivos
que deberá coincidir siempre con la festividad del Santo Patrón y que se
concretan en los siguientes: MAYORDOMO, DOS ALCALDES, REGIDORES,
CAPELLAN Y NOTARIO (secretario). Los regidores después pasarán a denominarse
VOCALES. La rendición de cuentas debe realizarla el Mayordomo al
finalizar su mandato y es obligatoria la asistencia a todos los actos y
cultos que se programen, con la imposición de
multas a los que injustificadamente falten. Así mismo, se fija como
obligatoria la aceptación del cargo de Mayordomo bajo pena de otra
multa. El número de hermanos en principio se fijó en 29.
No sabemos quién o quienes redactaron las normas de la Hermandad
pero en la primera página aparecen dos nombres: D. Manuel Ortega Toledo
y su mujer Dª Ignacia Carvajal, que si no fueron ellos, desde luego
mantuvieron alguna relación muy estrecha con la Cofradía. D.
Manuel Toledo, era creemos, Corregidor y Dª Ignacia, su mujer, hermana
de D. José Carvajal de los Ríos, alcalde ordinario del Concejo en
aquellos años.
En
la primera lista de hermanos se encuentran representadas las familias
genuinas de Los Santos, es decir Los Pachones, Gordillos, Lavados,
Saavedras, Montaños, Hernández, Becerras, Rejanos, Amadores y sus mujeres, que como ya hemos comentado tenían un papel muy significativo, siendo todos ellos LABRADORES
por sí, ya como propietarios o como arrendatarios. También se
relacionan otras familias que no siendo oriundas de Los Santos, habían
llegado a nuestro pueblo a mediados del s. XVII procedentes de Portugal,
como por ejemplo LOS BARRANTES, hoy extinguidos en Los Santos pero con
ramificaciones en Argentina, que aún mantienen viva la memoria del pueblo de sus antepasados como hemos podido comprobar recientemente a través de las cartas enviadas por ellos a la Fundación Maimona.
IMAGEN, ORGANIZACIÓN Y CULTOS
En ninguno de los dos libros de cuentas aparece mención expresa a la primitiva imagen titular de la Hermandad. Hasta
ahora nada sabemos de su tamaño, material empleado ni de su autor. Sólo
por referencias indirectas que nos proporciona el primer libro podemos
asegurar la existencia de una imagen anterior a la actual. En él se
detallan año tras año los ingresos y gastos de la Hermandad y entre éstos últimos se enumeran los relativos a la MISA,
PROCESION Y SERMÓN. Más explícita resultan las anotaciones del año de
1824 y 1825 cuando señalan como gastos los producidos por LOS JORNALES,
MATERIALES Y MANO DE OBRA empleados en la construcción de un altar para
el Santo Patrón en la Iglesia Parroquial, ignorando de momento el lugar de su ubicación dentro del templo puesto que a lo largo del último siglo y medio han sido varias
las reformas sufridas, la última a instancia de D. Antonio Manzano en
los años 40 del pasado siglo en los que fueron sustituidos algunos
altares, otros cambiados de lugar y dos se hicieron nuevos.(Santísimo Cristo de las Misericordias y Sagrado Corazón de Jesús).
Otro dato interesante nos la proporcionan los inventarios realizados en 1885 y 1886 cuando relacionan entre las pertenencias de la Hermandad “DOS VESTIDOS VIEJOS CUANDO SE VESTÍA EL SANTO”.
Tenemos entendido que la imagen actual que se venera es de finales del
S. XIX y fue donada por una familia devota, de escayola policromada y
que no necesita vestirse, por tanto estamos convencido que dichos trajes
debían corresponder a la anterior. También nos ha llamado la atención
que se incluyeran en el referido inventario al ANGEL, EL ARADO Y LOS
BUEYES que permanecen aun junto a la Imagen. Pero
nada dicen de la escultura del Santo (esperamos que en breves fechas
podamos dar respuesta a estos interrogantes, una vez recibamos la
información que hemos solicitado al Archivo Diocesano de Badajoz).
Como
hemos dicho a lo largo de esta narración, la actual hermandad es fruto
de la refundación de otra preexistente que fue disuelta por los
Franceses en 1811 quienes además de la sustracción de cuanto oro, joyas,
dinero pudieron encontrar, cometieron múltiples actos sacrílegos entre los que destaca el asalto al Convento de Monjas de la Concepción (Fábrica del Pan) y arrasaron la totalidad de las cosechas, mataron el ganado de labor y de abasto y talaron todo
el encinado del Moral y los olivares próximos al pueblo. Por lo que no
es de extrañar que los pequeños agricultores fueran los más perjudicados
con tanta barbarie y se aferraran con infinita Fe de nuevo al Santo que
tenían como Patrón, en la confianza que les ayudaría a sobreponerse.
Por ello, nada más terminar la Guerra, seguramente los antiguos hermanos sobrevivientes y los hijos de los que habían fallecido, se congregaran para revitalizar la Hermandad y aprobar nuevas reglas.
Ya hemos comentado antes las obligaciones de los Hermanos y los cargos directivos de la Hermandad:
Mayordomos, Alcaldes, Notario y Regidores. En principio los cargos eran
electivos pero a partir de 1817 el Mayordomo era nombrado por riguroso
orden de antigüedad como lo viene siendo hasta ahora, quién se rodeaba
de personas de su confianza para el resto de cargos.
Entre sus cometidos estaban el representar a la Hermandad
en todos los actos litúrgicos, recibir los fondos, ordenar los pagos y
rendir cuentas anuales a la finalización de su mandato tanto al resto de
los hermanos como a la autoridad eclesiástica representada bien por el
Párroco o por el coadjutor.
Normalmente dichas cuentas eran practicadas por estos últimos como
personas con cierta instrucción previa la presentación de los recibos
pagados y del conjunto de cuotas ordinarias y extraordinarias
recaudadas. Por dicha actividad, la Hermandad le asignaba una gratificación como puede comprobarse de los referidos libros de cuentas.
Los
hermanos fundadores y sus descendientes no tenían más obligación que
abonar la cuota anual fijada, denominada por ellos “PERCHAS” (a nuestro
juicio dicho vocablo es origen de una degeneración de PECHOS, que
históricamente significaba contribución o tributo anual). Sin embargo
los nuevos hermanos que no tenían esa condición debían pagar además de
la cuota anual, una de ingreso.
Anualmente
se confeccionaba una lista de hermanos, respetándose escrupulosamente
el orden de antigüedad. Pero a partir de 1830, su número fue
incrementándose hasta superar en mucho aquellos 29 primitivos miembros y en
alguna medida relajándose la exigencia de tener la condición de
labrador por sí y ampliándose a otros agricultores y grandes
propietarios como también a comerciantes y profesionales.
El Mayordomo respondía personalmente de los quebrantos patrimoniales sufridos por la Hermandad.
Los ingresos solían ser fijos. A saber:
-Cuota de los Hermanos.
-Cuotas de ingresos de los nuevos miembros
-Donaciones de los devotos.
-Donativos
por la presencia del Estandarte en los entierros tanto de los hermanos
como de los extraños. Dicha costumbre fue muy arraigada y perduró hasta
bien entrado el siglo XX como seguramente recordarán los hermanos más
antiguos. Como curiosidad diremos que tanto en el entierro del
tatarabuelo del actual cronista oficial de la villa Juan Murillo,
llamado también Juan Murillo, fallecido en 1852, como en el de su hijo
Francisco, en 1913 hay constancia documental de la presencia del
estandarte de San Isidro a lo largo del recorrido fúnebre, es decir
desde sus casas hasta el cementerio, pasando por la Iglesia, aunque estos dos no fueran hermanos.
Los gastos se concretaban en:
-Misas, Procesión y Sermón.
-Fuegos artificiales.
-Aceite para Lámparas.
-Hachones y cera.
-Ramos.
-Arreglo del altar, andas, etc.
-Gratificación al Sacerdote por hacer las cuentas.
-Posteriormente al mayordomo se le ayudaba con cierta cantidad para el refresco tradicional.
Desconocemos
a ciencia cierta si San Isidro, antes de 1815, contaba con ermita
propia. Por el momento, documentalmente no está acreditado. Nada dicen
de ello los libros de la Hermandad
ni los archivos municipales o parroquiales consultados. Puede que de la
información solicitada al Archivo Diocesano obtengamos alguna
respuesta. Con todas la reservas y a la espera de que finalmente se
confirme, intuimos podría haber recibido culto si no en una ermita
propia, al menos en alguna de las existentes en nuestro pueblo,
compartiendo culto con otra Imagen. ¿Podría ser en la de Santiago del
Moral, San Cristóbal, San Bartolomé, San Agustín, Los Mártires San Andrés o San Lorenzo? En cualquier caso creemos firmemente que en la de la Virgen de la Estrella
es difícil que estuviera porque hay abundante documentación sobre dicha
ermita a finales del S. XVIII y principios del XIX, con indicación de
los retablos existentes y no se habla para nada del Santo Patrón.
La
creencia que tenemos de haber recibido culto fuera de la parroquia está
basada en las razones expuestas por los hermanos en la refundación al
decir textualmente que ”la Hermandad fue disuelta por los Franceses”
interpretando nosotros, no sin cierta temeridad, que dicha disolución
además de la espiritual fue física pues tengamos en cuenta que la
práctica totalidad de las ermitas de Los Santos, a excepción de la de la Virgen de la Estrella,
fueron saqueadas y arruinadas por ellos. Además de que en 1825 se
realizó un altar de mampostería para el Santo. Seguramente de haber
estado recibiendo culto en la Parroquia, hubiera contado anteriormente con uno propio.
La refundación se hizo en la Parroquia, concretamente en la Sacristía,
allí se celebraban anualmente los cabildos y allí recibía culto hasta
que se ha construido, desde luego con gran acierto, su nueva ermita.
Los cultos en honor al Santo eran los siguientes:
-Misa el día de San Isidro.
- Sermón a cargo del Párroco o Coadjutor.
-Procesión por las calles del Pueblo.
-Misa mensual de difuntos (Regla que ya existía en la primitiva hermandad).-Asistencia a la Procesión
del Corpus, como aparece consignada en el archivo parroquial, junto con
las demás Hermandades y Cofradías de Los Santos, teniendo asignada cada
una de ellas su sitio dentro del desfile atendiendo a la antigüedad de
su fundación.
Este
es, a nuestro juicio, el análisis del primer libro y parte del segundo
que hemos examinado. En cuanto recibamos la documentación solicitada a
otros archivos, completaremos la información histórica de esta
entrañable, antigua y numerosa Hermandad.
Juan Murillo Tovar - Manuel Molina lavado. Mayo, 2011.